Durante los días de la visita del Papa Francisco a Colombia, Twitter y el resto de las redes sociales reventaron en comentarios y sobretodo en críticas con respecto al protocolo en cuanto a la indumentaria de la Primera Dama Clemencia de Santos. Sin embargo en todos los actos de esta visita habían muchos más detalles, no solamente el vestuario de los actores, que tenían que tener especial atención y, sumando todo lo que corresponde a este tema, podemos decir que en términos generales, fue un éxito.

Es cierto que la norma “privilege du blanc” aplica solo para 7 mujeres en el mundo: la reina consorte Leticia, de España; la reina emérita Sofía, también de España; la reina consorte Matilde, de Bélgica; la reina emérita Paula, también de Bélgica; la gran duquesa María Teresa, de Luxemburgo; la princesa Charlene, de Mónaco; y la princesa Marina, de Nápoles, por pertenecer a la Casa de Saboya. Pero la norma en cuanto a vestimenta es estricto cuando son audiencias con el Papa. Explico: en la época en la que justo antes se estableciera esta norma, el Papa tenía más nivel de autoridad que las monarquías en Europa y la reverencia debía ser aún mayor. Por eso era obligatorio el velo y los vestidos monocromáticos oscuros (que no tuvieran demasiados ornamentos ni fueran rojos pues es el color exclusivo de los cardenales, morados, brillantes y blanco). Después de la revolución protestante el Papa de la época instauró el «privilegio de Blanco» sólo para las mujeres de las monarquías católicas que fueron fieles a la iglesia, como un acto de agradecimiento.

Las audiencias con el Papa eran más frecuentes y se hacían para consultas específicas y no solo para visitas sociales. Las visitas de Estado eran muy improbables, ya que el desplazamiento era más complejo, por lo que casi siempre los encuentros eran el Vaticano. Ahora, hoy en día que existen las visitas de Estado y los motivos de encuentro han cambiado, pues el protocolo aplica como una forma de mostrar reverencia, pero no es en ningún momento una norma estricta, teniendo en cuenta que en protocolo el anfitrión, es decir el que invita, es el que pone las reglas del juego.

El invitado, en este caso el Papa se acomoda a los rituales protocolarios que su anfitrión quiera darle. Por ejemplo, en protocolo es norma que durante los eventos y las ceremonias el anfitrión siempre esté en el centro y su invitado de honor esté a su derecha. En esta visita del Papa Francisco a Colombia esa norma TAMBIÉN se rompió (de eso nadie dice nada) porque si se fijan, el Papa siempre estuvo en el centro de todo en las ceremonias. Eso es porque el anfitrión (en este casos La Casa Militar de Palacio que es el encargado de todos estos asuntos en Colombia) lo estableció así, para demostrarle a este Jefe de Estado específico, o sea el Papa, que en Colombia el goza de más importancia que el resto. Es decir que no somos un estado tan laico como dice en el papel.

Otra cosa que hay que tener en cuenta es que esta visita puntualmente estaba enmarcada dentro de un ambiente político muy marcado y los símbolos eran supremamente importantes, sobretodo a nivel internacional. Entonces el hecho de que Tutina de Santos vistiera de blanco era un mensaje mucho más profundo, pues su compromiso es con la campaña que adelanta esta administración con el tema de La Paz. Y así lo entiende el resto del mundo.

De manera que podemos sentirnos orgullosos del trabajo a nivel protocolario que se realizó en el país y seamos o no afectos al Papa, es una demostración de que este tipo de eventos hacen parte del manejo de la Imagen que quiere transmitir un país, en este caso Colombia.