En mayo de 1953, Sr. Edmund Hillary logró llegar a la cima del Monte Everest junto a Tenzing Norgay. Lo intentó varias veces antes de su hazaña y una de esas oportunidades en la que fracasó, dijo:

«Monte Everest, tu nos haz vencido pero volveré y te venceré, porque tu no puedes hacerte más grande, pero yo si».

Este nivel de autoconfianza, aunque fue buen y necesaria, no fue suficiente. Era evidente que Hillary creía en sí mismo, pero tuvo que ganarse el triunfo a pulso después de fracasar, esforzándose y preparándose para intentar de nuevo y volver a subir.  También era evidente que Hillary tenía mucho talento para el alpinismo que resultó ser el motor para sus logros, pero los talentos y las habilidades por sí mismas no llegan muy lejos. Es necesario decidir y asumir acciones concretas para potenciar las habilidades. Una de esas acciones es ¡CREER! Creer en ti y en lo que puedes hacer o llegar a hacer basado en tus talentos innatos se llama autoconfianza. A Hllary le sobraba autoconfianza y le sirvió como base para su entrenamiento. De lo contrario no lo hubiera intentado otra vez. ¿Cómo desarrollar esa fe en sí mismo?:

 

1. Descubre y reconoce tus habilidades.

Todos nacemos con una característica que nos permite hacer algo bien. Lo denominan la Zona Fuerte o talento y podemos tener uno o varios. Lo importante es ser consciente de ellos y creer que es parte de tu ser y que puedes sacarle provecho.

 

2. Visualiza el potencial de tu habilidad.

El potencial es la imagen de lo que vas a llegar a ser. Tiene un ingrediente importante de esperanza pero, más que eso, requiere decisión: tu escoges creer en esa imagen sin importar lo que los otros puedan opinar y siempre basado en tus habilidades reales y no en las que no posees.

 

3. Esclarece y pon en acción tu misión.

Una vez identificada tu habilidad, enfócala en función del servicio a los demás o a una causa con propósito. Tener una visión así le da dirección a ese talento y le da sentido a tus acciones. Disponer la vida para el servicio vale todo el esfuerzo y además es muy bueno para ti (está comprobado que ayudar a otros reduce el estrés, eleva el autoestima, reduce padecer enfermedades mentales, alegra la vida, fortalece el sistema inmunológico, etc.)

 

4. Usa el Síndrome del Impostor como escalera.

Según la Dr. Valery Young, 7 de cada 10 personas tiene El síndrome del impostor que es básicamente cuando una persona exitosa o que ha acumulado reconocimientos y logros, no se lo cree y más bien piensa que es un fraude y que alguien va a descubrirlo eventualmente. Es más común de lo que se piensa y puede ser muy contraproducente cuando está tan arraigado que produce otros trastornos dañinos, como la adicción al trabajo, baja autoestima, etc. Sin embargo, una vez reconocido en sí mismo una persona puede superarlo conscientemente y usarlo a su favor teniendo una actitud de «Sí puedo, me lo merezco, y por eso voy a procurar mi crecimiento». Cada vez que identifiques que no te lo mereces, recurre al talento que tienes, poténcialo y fortalécelo con entrenamiento.

 

En tu proceso de introspección es indispensable, no sólo identificar tus habilidades sino sacarle todo el provecho y potenciarlas al máximo para que juegue a favor en la construcción efectiva de una Marca Personal y para sacar adelante todos esos proyectos personales que serán trascendentales en tu trayectoria de vida y experiencia.

 

Fotografía:  Hillary statue and Mount Cook.jpg