Según Marty Mcfly de Volver al Futuro, (una de mis películas favoritas) en el 2015 la moda para los ejecutivos sería usar 2 corbatas al mismo tiempo. Sin embargo hoy vemos que en el mejor de los casos un hombre usa máximo 2 corbatas por semana.

Cualquiera podría corroborar que este accesorio masculino que ha sido tan tradicional por años, está perdiendo presencia en casi todos los escenarios cotidianos, y en especial en sectores formales con altos ejecutivos y personalidades influyentes y poderosas, como el presidente Obama, por ejemplo. En algunos países como Bolivia, gracias al referente más próximo de imagen pública que es su presidente Evo Morales, la mayoría de los altos cargos públicos decidieron dejar de usar corbata siguiendo la ideología Evo: «…yo no llevo corbata. A mí me han dicho que la corbata divide el pensamiento del sentimiento mediante el cuello.» Ni hablar del expresidente Pepe Mujica, e incluso Alexis Tsipras, primer ministro de Grecia y distinguido por su elegancia a pesar de prescindir de dicho accesorio.

Pero esto viene gestándose desde hace varios años. Incluso podríamos establecer su decadencia desde los años 90 cuando Versace declara su muerte al no incluirla en sus colecciones y declarar que «»ya no es un símbolo de distinción, pues se la ponen hasta los bandidos». En Italia, cuna de las marcas más prestigiosas de corbatas de seda del mundo, muchos productores y expertos de moda dijeron que podría crear un daño económico enorme en ese país. Definitivamente esto no ha sido tan cierto; mas bien ha obligado al sector a evolucionar y la moda masculina se ha reinventado produciendo una explosión de creatividad y un aumento del consumo de muchas y más variadas prendas para hombres.

Su uso se redujo en un 56{20e196ac1c7a2d234fb94c48fbc07c6262198eaf43fa70134229ff63761e96f0} frente a los trabajadores profesionales que la usaban hace 15 años. En 1996, los Estados Unidos vendió 1.300 millones de dólares en corbatas, en 2008 bajó a la mitad pero en los últimos años se ha recuperado muy lentamente gracias a las tendencias Vintage y a las influencias de personajes como Don Draper de Mad Men. Y aunque más de la mitad de la población redujo o abolió su uso, en redes sociales como Pinterest se ven todavía muchos modelos street style que se vuelven referentes para más de uno. Incluso hay algunos que aunque no la usan, en ciertos momentos se siemten obligados a ponerse una para no desentonar. Es el caso de Mark zuckerberg cuando se presentó en su audiencia con el presidente Santos en su visita a Colombia o en sus reuniones con Obama: con corbata más o menos bien puesta, pero eso sí, en tenis.

Aunque en el colectivo conservador es todavía una prenda obligada, lo cierto es que en la mayoría de las ciudades de Colombia, por ejemplo, su uso es mínimo. Sólo basta con visitar la sección de corbatas de los almacenes y boutiques para darnos cuenta que si hay 10 o 12 modelos es mucho. No siempre son de la mejor calidad y hasta los diseños son obsoletos. Sin embargo si hay algo que no podemos negar es que un hombre que lleva una buena corbata, moderna y combinada adecuadamente no pasa desapercibido. Siempre será símbolo de elegancia, siempre y cuando sea el complemento del resto del atuendo, pues de nada sirve usar una finísima corbata italiana con un traje arrugado, desactualizado, demasiado grande o arrugado. 

Mi pronóstico es que no creo que se extinga definitivamente. Más bien creo que será una prenda de uso especial por aquellos que aprecian lo clásico y valoran al mismo tiempo lo moderno. Tal vez no de uso diario, pero sus apariciones esporádicas llamará más la atención.

Para los que no quieren usarla de tajo, lo más recomendable es invertir muy bien en buenas camisas con cuellos firmes y estructurados, jugar con los pañuelos de colores que contrastan en los bolsillos supeiores de los trajes y optar por bufandas de buena calidad.

 

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